El ser humano alimenta su zona de confort con las excusas. La más famosa y la más aceptada por todos es la de: “No tengo tiempo” o “No me queda tiempo”. La verdad es que tiempo siempre hay, pero no siempre hacemos o apartamos tiempo para algo. Pero, ¿Por qué no? Aquí te van 4 razones principales.
- Porque no me interesa. Si algo no te importa, no te gusta o no lo quieres, no le dedicarás tiempo. Por ejemplo, esa ida al culto o a la misa que llevas posponiendo desde hace uu… o tal vez ir a la casa de aquel amigo que no te cae tan bien, incluso leer aquel libro que te regalaron pero que se está poniendo cada vez más polvoriento.
- Porque soy una persona perezosa. ¡Ay, pero es que levantarse tan temprano! ¡Ay, pero ¿Por qué no lo haces, vos? Yo tiempo no tengo para esas babosadas.
¿Se te hacen familiares esas frases? Es lamentable, no hacer un esfuerzo por ir en contra de la agonía que nos da la dejadez. No hacer tiempo incluso a las actividades que te gustan sólo por no moverte es sin duda el peor de los casos. ¡Agradece que tienes un cuerpo que aun puedes mover y hazlo!
- Porque tengo miedo. No puedes quedarte escondido allí para siempre, detrás del telón del miedo existe el reino de las posibilidades. Haz tiempo para eso que siempre has querido hacer ¡cantar frente a todos! ¡Hablar en público! O conquistar a esa chica o chico de quien siempre has estado enamorado (a).
- Porque interfiere con tu horario de trabajo. Esto es lo más creíble, no es que no haya tiempo sino que esa cita o reunión interfiere con tus responsabilidades adquiridas. Sin embargo, siempre existirá un momento en el cual podrás invertir en algo diferente a tu rutina. ¡Hazlo!
Te reto a que después de haber leído esto me comentes: ¡Tiempo sí hay y yo lo apartaré para:…! La única manera de vivir plenamente nuestra vida es a través de una buena administración de nuestro tiempo. Eso es posible afrontando las situaciones sin mentirnos a nosotros mismos.
¡Aparta tiempo y haz lo que te apasione!
Con amor y gratitud,
¡Amparo Cribas!