¿Eres un fracasado o tienes un fracaso?

Al ser humano no le gusta fracasar. Posiblemente sea el sentimiento más humillante que se pueda experimentar. Pero, la verdad es que no todo termina ahí. Aún hay algo más. ¿Eres un fracasado o tienes un fracaso? El hecho de no haber alcanzado lo anhelado no quiere decir que eres un perdedor. ¡DEBES LEVANTARTE Y SEGUIR! ¡Así es, continúa! Mientras sigas, te quitarás el traje de fracasado, si te detienes entonces sí serás uno. Quiero decirte que no debes obviar los siguientes hechos:

  1. Acciona y después perfecciona. Una persona exitosa tiene ideas y las pone en práctica. Ésto no es tan difícil. Pues lo único que debes hacer es obedecer los impulsos cuando surjan las ideas y realizarlo sin pensar en quienes las aceptan o no.
  2. Lo importante es que te seas fiel, a ti mismo (por si queda duda). Si tú sientes que tienes una idea muy buena, entonces defiéndela contra viento y marea. Obviamente puede que existan mejoras, pero al principio lo que importa es ACCIONAR, la perfección viene después. (Críticas y Halagos; al descubierto.)
  3. En ¡Ámalo en Bruto! hablo sobre algo similar.

2. La edad es una variable. Se nos dice, estas muy pequeño para darme lecciones. Pero, algo que también he aprendido es que los adultos no tienen porque menospreciar el entendimiento de alguien menor. Todos tenemos algo que aprender y algo que enseñar, así que por miedo a que dirán los mayores que tú, no te detengas. Puede que te equivoques, pero es un riesgo que debes tomar y no debe por qué molestarte.

3. El éxito es personal. A veces nos dejamos engañar por la fama y el dinero. Pero no hay nada mejor que vencer tus propios miedos y alcanzar esas pequeñas metas que te llevan a alcanzar grandes sueños. Algunas cosas se hacen a escondidas, pero tarde o temprano saldrán a la luz. No te dejes comercializar. ¡Eres quien eres!

4. ¡Busca por todas partes! El que busca encuentra,  no lo digo yo, lo dice la Biblia y lo confirma Dios. No hay mucho que explicar por aquí, solo te digo que hay quienes encuentran y otros a quienes se les crea una oportunidad. Puedes ser cualquiera de los dos. ¡No te canses de luchar! Hay recompensa. Dios todo lo ve.

Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.  (Lucas 11:10)

¡Te quiero mucho, lucha fuertemente Guerrero! 

La victoria es que seas imparable.

¡A perdonar!

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Sin duda alguna ser indulgentes es una de las cualidades humanas que más nos cuesta desarrollar. Estar enojados a veces puede considerarse como algo normal y justo, pero a la vez puede causar mucho sufrimiento, más aún cuando nos resentimos y somos rencorosos. En la carta del apóstol Pablo a los Efesios el versíulo veintiséis nos insta a olvidar rápido.

«Si se enojan, no pequen.» No dejen que el sol se ponga estando aún enojados,… (NVI)

Teniendo a un Dios que nos perdona una y otra vez la misma historia, lo mínimo que podemos hacer es ser más tolerantes entre sí. Perdonar es hermoso, y cancelar trabas es aún mejor; es olvidar, y quitar esas fatigas de nuestro camino. ¿Pero cómo puede ser esto posible? A través de la oración encontramos nuestra respuesta. Cuando oramos al Padre y le entregamos las pequeñas peleas del día, él nos llena con su espíritu misericordioso dispuesto a reiniciar, (sí, desde cero)  para que sea él quien rinda cuentas y no nosotros. Debemos darle el control, es decir confiar en que él obrará en la vida de nuestro prójimo conforme a su perfecta voluntad.

Cuando decidimos perdonar y olvidar las fallas de nuestros hermanos nos llenamos con libertad, con alegría, con gozo, y por supuesto con capacidad para amar sin límites así como Cristo siempre lo ha querido.

¡Construyamos paz! 

Con amor,

Amparo Cribas.