Foto por el Sampedrano: Nelson Guevara
Ser haraganes está de moda y en la sociedad tan sedentaria en la que vivimos…hasta puede parecer algo normal. El problema es que perjudica el desarrollo personal nuestro y nos impide ser personas exitosas y saludables. Por eso, te invito a identificar los efectos de ser un haragán crónico.
Generalmente, cuando persistimos en un error es porque ignoramos cuánto daño éste nos causa. Una vez encontrado el problema, se puede trazar una solución viable y no caer de nuevo en ese escollo, ya que se conoce cuán afectados podemos ser por el mismo.
No eres independiente. Uno de los sueños de toda persona es ser independiente. Decimos cosas como: cuando yo gane mi propio dinero, cuando yo tenga mi casa, cuando yo… Pero, eso es sólo una de las tantas representaciones de la independencia. En realidad, todo comienza a menor escala; cuando somos capaces de cocinar nuestra propia comida, de mantener en orden nuestra ropa, de cumplir con nuestras responsabilidades sin que nadie nos diga qué y cómo hacerlas. Eso es impedido cuando eres dejado y haragán.
Eres cíclico. Tus días se limitan a una rutina sin rumbo definido. No avanzas, sólo haces lo que en realidad tienes que hacer y ya. A menudo lo haces de mala gana y de mala calidad, por lo tanto es como que ni lo hicieras. Recuerda que si no te sacrificas, entonces no ganarás nada en absoluto. Quizás en este momento lo veas como parte de ser joven o parte de ser un adulto cansado, pero la realidad es que cuando veas que tu vida no va detrás de tus ambiciones, te arrepentirás de no haber invertido bien tu tiempo. (Para mejorar tu rutina chequea mi articulo: 5 hábitos para ser Productivo )
Eres egoísta. Ten muy claro, que estar cansado no es excusa para no contribuir en el hogar. Si no ayudas ya sea en acciones o en palabras a aquellos que te rodean, eso quiere decir que eres haragán, aunque te hayas esforzado durante todo el día debes dedicar siempre siquiera cinco minutos a cosas que no estén dentro de tu rutina. De hecho, es bueno agregarlas dentro de ella, para que no caigas en el vicio de ser egoísta sin notarlo. Cuida muy bien de este punto, porque te podrías convertir en un haragán de no prestarle atención.
Una vez ya reconocidas estas situaciones te digo qué es lo positivo:
Te animo a ya no ser un holgazán, mira que estoy segura de que ni tú ni yo queremos que acabes arrepentido de haber estado dormido, cuando debías soñar despierto. En un momento de mi vida yo fui así y ahora le doy gracias a Dios de no haber continuado en eso, porque de haberlo hecho, no habría logrado ni la mitad de lo que ahora soy. Estas desventajas yo las localicé por experiencia propia, más fácil hubiese sido si alguien me hubiese advertido.
Si tienes alguna duda o comentario al respecto puedes escribirme en confianza ya sea abajo; en la sección de comentarios o a mi email: am.ny.cribas@gmail.com .
Con amor y sinceridad,
Amparo Cribas.