El Dominio Propio como Conductor de Paz

DSC06189.JPGEl dominio propio o autocontrol es un arte, y por lo tanto hay belleza en ambos componentes: el artista y la obra. Si pudiese describir cuántas maravillas he encontrado en los momentos que he mordido mi lengua,  creo que no termino ahora. Lo que les aseguro es que desde el momento en el que decidí tener dominio propio no sólo encontré paz en mí sino justicia tanto como para mí y mi adversario (persona, o circunstancia del destino).

En esta ocasión comparto escenarios y ejemplos de con qué virtudes se pueden afrontar. Recordemos lo antes mencionado, de ahora en adelante seremos artistas expresando un sentimiento benévolo y digno de admiración.

De inicio, me enfocaré en las personas.Debemos considerar en todo momento que hay dos tipos de persona:

Los que sienten que todo les sale mal y por eso transmiten mala vibra a los demás. Generalmente, estas personas siempre están de mal humor. Entonces, cuando te digan algo grosero o disgustoso recuerda: no es justificable lo que están haciendo pero tratar de corregirlos en su momento de ira y desesperación no será conveniente ya que no tienen espacio para pensar de manera eficiente. Después de la tormenta, sería bueno hacer el intento y preguntarle cómo está o cómo se siente, puede que logres hacer un cambio allí. Ahora, jamás les respondas con enojo y furia, porque es su pelea no la tuya. No lo tomes a personal, ignora el evento y continúa en paz. Si tienes intención de ayudarle hazlo, pero no te obsesiones ya que quien realmente hace el cambio es Dios, tu y yo somos instrumentos; una oración es lo primordial.

Los que sienten algo personal en tu contra (celos, envidia, resentimiento, etc.). Dios es el único que puede cambiar el corazón de estas personas, a uno le corresponde desearles el bien en todo momento y amarlos porque son nuestros hermanos. Obviamente, nos injuriararán (lee mi artículo acerca de las injurias, para saber cómo afrontarlas) y tratarán de hacernos quedar mal pero, mantengamos la calma, no es necesario perder el tiempo debatiendo cuando ya sabemos que lo que sienten es personal y muy visceral. De todas maneras, Dios lo ve todo y él nunca permitirá que el mal te destruya.   

Ante los fracasos. Detestamos cuando algo se nos sale de control o cuando un accidente nos estropea por completo el proceso, pero ánimo es sólo una pequeñez ante las maravillas que te suceden a diario. Por eso, cuando te equivoques no dejes que la furia entre en ti, mejor, ríete y vuelve a empezar. Así no te desestabilizas, sigues en paz y te llenas de experiencia.      

Espero les sirva. ¡Dejen a un lado el ego y tomen el dominio propio como conductor de la paz! La última palabra para ti ahora será sustituida por una constante llamada silencio. Equivale a la energía que inviertes en no arruinar la paz en la que estás experimentando antes de que uno de los anteriores escenarios te sorprenda. ¡Controlense! Les garantizo 0% de arrepentimiento.

Me despido con este proverbio:

Como ciudad derribada y sin muro

Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.

(Proverbios 25:28 RVR 1960)

Con amor, 

Amparo Cribas. 

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