Después de dos días de poca productividad porque había estado con una intoxicación alimentaria, era hora de reestablecer mi rutina habitual (aunque en ese entonces tenía poca o ninguna; por eso de que me ha costado recuperar el ánimo después de que falleció papá, pero esa es otra historia y no quiero desviarme más.) En fin, necesitaba lavar platos para hacerme una sopa, pues sería lo más adecuado para mi estómago, pero ¿qué creen? Ya eran las 11 AM no había agua.
Así que en vista de que nadie me auxiliaría porque mi mamá dormía tuve que hacerlo aunque costase mucho. Eso sin comentarles, que su servidora no es la mejor cocinando😂🤣. Empecé a llenar la cubeta para recolectar agua, fui lavando los platos, luego piqué la papa, eventualmente y sin pensarlo mucho (obviamente, escuchando algo positivo; Alex Dey), fui preparando la comida que necesitaba y no solo eso…fui arreglando alrededor, y con una inversión de 30 minutos todo se miraba mejor.
En eso pensé, soy capaz de hacer este pequeño logro y muchos más. No hubo necesidad de pedir ayuda sino de pedirme ayuda y hacer lo que emprendía con mucho entusiasmo. Analizando la situación también relacioné varios eventos anteriores en los que se me daba un proyecto en cuna y en un corto plazo había logrado llevarlos a caminar. Por lo tanto, a lo que quiero llegar, amigos, es que «el orgullo para lo bueno«, tomemos un poco de esa actitud soberbia para decir ¿Saben qué? Voy a transformar absolutamente todo lo que se me es dado, y cualquiera podrá con seguridad confiar en que puedo hacer maravillas.
Con amor a lo bueno,
con ganas de cambiar el mundo,
Amparo Cribas.
Pueden escribirme en estos comentarios o enviarme un correo a nykollcribasc@gmail.com
Me encantaría conocer su opinión;
es única y valiosa.
¡Saludos a mis lectores de Honduras, Estados Unidos, Colombia, México, Perú, El Salvador, España, Argentina, Costa Rica, Venezuela, Canadá, Uruguay, Panamá, Guatemala & República Dominicana!