Por mucho tiempo usé esa frase el año pasado. Me cansé de querer ser agradada por todos y supe que así jamás sería feliz. En mi país, Honduras, existe un adagio popular “nadie es monedita de oro, para caerle bien a todo mundo”. No pudo ser más exacta la frase. Con esta nota no pretendo incitarles a tomar malas decisiones, sino a hacer todo con una buena intención y defender vuestros propios principios aunque a veces la multitud este en contra de ellos.