¡Tanto que aprender!

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Los obsesionados con la ciencia, las letras, el arte

somos condenados a aprender eternamente.

Las horas se drenan fugazmente en el cálido sueño de la intrépida e insaciable curiosidad…

si usamos libros, éstos son devorados,

si usamos el navegador, es éste saturado:

erigimos

un enorme laberinto que sin duda salida tiene.

Somos expertos creadores…

cada viaje es un descubrimiento que queremos que perdure en nuestro intelecto.

Somos prodigios:

queremos más y más,

a veces prolíficos no somos

por la diversidad en la cual nos desempeñamos,

mas hay algunos que luchan contra todo

son productores de horario indefinido.

Existen unos que destacan más que otros,

unos que sin duda son más locos,

sus habilidades superan las palabras;

sea lo inefable para ellos,

mi admiración entera para dichas psiques.

Yo soy una guerrera,

rica en autodestrucción,

mas aceptando mi maldición

quiero viajar,

quiero continuar,

hasta la posteridad mi mente llenar

sin jamás mirar atrás.

Un tributo a los incomprensibles criticados, 

a las estrellas de este mundo.

 

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