A veces jugamos a ser los fuertes de la película. Por muchas circunstancias optamos a esta opción, entre ellas: porque nos han hecho sufrir o porque no creemos ser capaces de sobrepasar las heridas que los demás nos hagan. Pero ¿Será correcto? o ¿Será que ser tan secos y fríos nos deshumaniza? Jesús decidió dar lo mejor de él, y sufrió, pero su recompensa fue un alma pura.
Como humanos, tenemos miedo de ser lastimados. Pero, según lo que he vivido prefiero mil veces sufrir antes que hacer daño. ¿Por qué? Porque una, no siempre se sufre, y otra cuando se sufre y se quiere tomar el ángulo positivo se gana la virtud de la empatía. Sí, el dolor es muy fuerte, pero la sensibilidad y empatía que muchos aman de nosotros sólo la ganamos a través del dolor, porque sabemos cómo se siente es que no obramos con malas intenciones.
Al exponernos es como de verdad somos valientes. Solo pasando por la realidad, sin condicionamientos es como amamos, solo así escuchamos con atención y logramos dejar un impacto en la vida de los demás. A la próxima recuerda:
No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien. (Romanos 12:21)
Con amor,
Amparo Cribas.